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Los guardianes del río Caquetá

Texto: Daniel Montoya

Fotografías: David Fayad Sanz

En 2001, después de tomarse unos tragos, cinco jóvenes de la etnia Múrui Muina (Huitoto) salieron a pescar en el río Caquetá a la altura de Puerto Leguizamo (Putumayo). Algunos días después, al ver que no regresaban, algunos mayores del resguardo Jirijiri, entre esos José Megaño, padre de uno de los jóvenes, se fueron a buscarlos río abajo. No encontraron nada ni a nadie. Ni Wilfredo Mengaño, ni Wilson Enrique Muñoz, ni Marcelino Muñoz, ni Lisandro Castro, ni Rivelino López. Ninguno apareció.

 

Un mes después, José seguía preguntando por su hijo, hasta que le dijeron sin más: “no los sigan buscando que ya no los encuentran vivos”. Para entonces, las Farc controlaba el comercio y los movimientos en la región: la pesca, los cultivos, el transporte. Todo, hasta la vida.

 

De ahí nacieron los “Guardianes del Territorio”: líderes Múrui dedicados a salvaguardar el patrimonio que el conflicto armado les ha tratado de quitar. Y cada vez se hacen más fuertes, recorriendo el río Caquetá de arriba a abajo y tratando de  prevenir el reclutamiento forzado de jóvenes en las comunidades indígenas. Pero no solo buscan prevenir el reclutamiento. Están preparándose para recibir a los indígenas que saldrán del conflicto armado con la eventual firma de paz.

 

Hoy reciben el apoyo económico de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) a través de su programa ‘Mambrú no va a la guerra’; y con él gestionan proyectos propios que tratan de fortalecer el tejido social que se ha ido fragmentando con la guerra.
 

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