Hace 8 años, José Luis Quiñones Angulo, técnico en entrenamiento deportivo, convirtió el futbol en una alternativa para acercarse a la juventud del barrio 11 de noviembre en Tumaco. Él, entrenador de la Escuela de futbol: Esfuerzo, le apuesta a la construcción de un escenario que blinde a los jóvenes de la violencia. “Lo que más me motiva a acompañar a los muchachos es alejarlos de los problemas de orden público que vivimos con los grupos al margen de la ley, que no se sientan motivados a pertenecer a estos grupos… es trabajar por ellos en una sana convivencia”.
A Daniel no le gusta el inglés pero sí las matemáticas… Camilo Alexander baila salsa y su pescado favorito es el pargo rojo. Cursan cuarto grado. Después del colegio asisten al entrenamiento, trabajan con amor y dedicación por el sueño que comparten: ser grandes futbolistas.
Tres días a la semana, José inicia el entrenamiento con 60 jóvenes del sector, se organizan en grupos y a punta de pases y gambetas los “pelaos” aprenden no solo a patear con técnica el balón sino a trabajar en equipo, con respeto y dedicación. Los consejos de José se escuchan con fuerza en la cancha “hay que proponerse a trabajar con empeño, solo así se logra el aprendizaje” mientras los jóvenes atentos, se exigen a sí mismos. Los padres de familia se acercan a observar la jornada deportiva de sus hijos, y expresan sentirse tranquilos de saber dónde están sus hijos en las tardes, una vez termina la jornada escolar.
Los sueños de estos jóvenes entre los 9 y los 24 años de edad dan fuerza a esta escuela, que reconoce en la juventud de Tumaco una generación que construye y vive la paz. Actualmente esta iniciativa cuenta con el apoyo del proyecto “Mambrú no va a la guerra, este es otro cuento”.
Para José, caminar de la mano de los muchachos ha sido un crecimiento personal que le ha permitido reconocer sus realidades, acercarse a sus inquietudes y más que entrenador convertirse en un amigo. Creer en sus anhelos y apoyarlos, es una responsabilidad que según su experiencia profesional se debe alimentar desde las familias, los colegios y el barrio, por eso él le apuesta a un trabajo integral, donde cada individuo a partir de su aporte construya comunidad.
“La ruta deportiva involucra también la parte social, buscamos talento para que los muchachos puedan mejorar su calidad de vida. Aspiramos que algunos de los muchachos que están en la escuela, en un futuro no muy lejano puedan estar en el futbol profesional colombiano”.
Hoy, la comunidad del barrio 11 de noviembre ve crecer jóvenes líderes que de la mano de José hacen una lectura diferente de su barrio. Una lectura que les permite ver más allá de las dificultades que afronta el sector para encontrar en sus calles, en un balón y en una cancha, una posibilidad de lucha y crecimiento.
Texto: Laura Rodríguez
Fotos: David Fayad