“He querido que los pelados aprendan el respeto por la vida y que en todo lo que ellos hagan sean los mejores sin pasar por encima de los demás, que se esfuercen con amor, con entrega para que no tengan que vivir lamentándose por no haber hecho lo que sentían, lo que les gustaba. Luchar por los sueños, implica alimentarlos”
HA, jóven rapero que muestra su arte en Villavicencio
HA salía del colegio con su combo a ́botar ́ rimas, la calle era su escenario y su público, los “pelaos” que inquietos se detenían a escucharlo. Así lo hacía en La gran vía, el pueblo donde nació, y lo sigue haciendo en Villavicencio, donde vive hace cuatro años.
Botando "freestyle" en el barrio Porfía conoció a Leona, Mechas, Pecoso y Letty, quienes viven en el sector y comparten su misma pasión. Hoy su amistad se mantiene y con un reproductor de pistas que llevan al hombro, se reúnen en las calles a rapear: “Mira que somos artistas urbanos, acá representamos también este llano y queremos generar un cambio en las mentes para que la gente sea más consciente”.
Los vecinos se acercan, algunos intervienen y aunque no hay citas previas uno a uno va llegando hasta que forman un círculo de gente joven, adultos y amas de casa. Al frente queda la iglesia, el canto no interrumpe la misa, algunos salen de escuchar al padre, se acercan y se integran hasta que, después de algunas horas, el parche se dispersa.
Este combo de raperos, sin proponérselo, es una alternativa para los jóvenes de Porfía de reunirse en torno al arte. Graffiti, música, latas de pintura, los habitantes del barrio expresan sus sentimientos en contra de la guerra y de la violencia en las paredes del barrio. Acompañados de Giovanny Choque, promotor regional de “Mambrú no va a la guerra” HA, Pecoso y Leona lideran esta jornada a la que asisten jóvenes, niños y niñas. HA conoce el proyecto Mambrú no va a la guerra y empieza apoyar los talleres de graffiti y hip hop de la mano del ́parche ́.
Él se describe a sí mismo como “un artista empírico cantautor” para quien el hip hop representa un cambio, una evolución, una forma de vivir, como me expreso, como pienso, como me visto, como interactuó con la sociedad”. Para este joven de 20 años, la paz se debe construir desde el amor propio, hacer de la pasión aquello que mueve la vida, en su caso, el hip hop, a través del cual lleva a otros un mensaje de reconciliación. “Hay que dejar la envidia, la ambición por las cosas materiales, estamos inconscientemente en una carrera constante por buscar la paz en lujos y adornos, esto nos pone lejos de encontrarla. Debemos buscarla en la tranquilidad de nuestros actos, ese sí es el camino”.
Actualmente HA trabaja con la Fundación Artística y Social “La Familia Ayara”, fundación que reconoce el hip hop como una cultura generadora de cambios, su objetivo es la construcción de mejores oportunidades y escenarios de participación para la juventud del país, la sede se ubica en Bogotá. HA viaja constantemente a la capital a recibir capacitaciones sobre protección y derechos para la niñez, pedagogía para la paz y prevención de reclutamiento y utilización de niños y adolescentes.
Esto le ha permitido capacitarse mucho más en temas de niñez y adolescencia, conocimientos que comparte en Porfía y que se articulan con el trabajo y el proceso desarrollado en el marco del proyecto de “Mambrú no va a la guerra”.
HA representa a miles de jóvenes que desde el proyecto empiezan a reconocer su identidad: sus talentos, sus gustos y sueños. Mambrú es una oportunidad de imaginarse y de vivir diferente. Los llanos colombianos también son rap, arte y graffiti.
Texto: Laura Rodríguez/David Fayad
Fotos: David Fayad